Texto extraído de una conferencia del Dr. Fermín Moriano, discípulo de Hamer
La conclusión es que esas imágenes estaban en las cabezas de los pacientes y eran la señal de las enfermedades orgánicas.
Es cuando Hamer postula su primera ley: La Ley Férrea del Cáncer, la ley de hierro del cáncer porque se cumple en el cien por ciento de los casos. Y no solamente vale para el cáncer, sino para todas las enfermedades. Ahora, la palabra cáncer en la terapia que nosotros trabajamos ha perdido toda su fuerza y toda su tragedia.
La primera vez que la formula, Hamer dice: todo shock psíquico, altamente traumático que nos toma por sorpresa y es vivido en total soledad e aislamiento produce una ruptura de campo electrofisiológico en un área concreta del cerebro y a partir de ese momento se lesiona el órgano que gobierna esa parte del cerebro.
Por primera vez se hace el triángulo. Por primera vez se pueden valorar los tres polos del ser humano:
la psiquis, el cerebro y el órgano.
Todo shock síquico, altamente traumático, hiperagudo inesperado, produce estos efectos. Hamer lo compara con el penal en un partido de fútbol, el arquero se tira hacia un lado y la pelota va para el otro, de esta manera se hace el gol. Si la persona espera el golpe no hay gol.
Vivido en aislamiento-: esto es tremendo, es importantísimo y condición para que se produzca el cortocircuito cerebral. La persona se lo tiene que tragar. La idea por ende le está dando vuelta continuamente, lo vive en soledad, en aislamiento, no lo comunica. Mientras dura esa situación conflictiva se produce un cortocircuito a nivel cerebral y desde allí se manda un error de codificación al órgano. De este modo aparece la enfermedad en el órgano. Esta primera ley se cumple en el cien por ciento de las enfermedades excluyendo tres tipos de enfermedades: los traumatismos, los envenenamientos y las que ya se nace con ellas.
Todas las demás, absolutamente todas se rigen por esta ley.
Esta es la primera ley de Hamer. Pero Hamer sigue adelante investigando y además a una velocidad tremenda y descubre que la enfermedad es un proceso bifásico. Hasta ahora la enfermedad solamente se tiene en cuenta al momento de dar su primera sintomatología o cuando es descubierta por una prueba radiológica o por una prueba fortuita en el hospital pero nada más. El proceso empieza en el momento en que aparece el primer síntoma de la enfermedad y hasta que la enfermedad termina. Hamer se da cuenta que esto no es cierto.
Además, al seguir investigando descubre que el "artefacto" puede ser de dos formas: si hay 100 personas con un problema de riñón, 50 tienen por ejemplo un artefacto en forma de diana, es decir un círculo con un punto en el medio y los otros 50 lo tienen en forma de mancha, es un círculo con una mancha negra, un edema cerebral. Entonces Hamer se da cuenta que los que lo tienen -en diana- tienen el conflicto activo, están viviendo el conflicto en ese momento. Si se le pregunta al paciente sobre el contenido del conflicto el paciente responde cosas del tipo: sí, todavía estoy enojado con mi hermano o yo todavía estoy pendiente de la herencia de mi tía.
Pero sin embargo aquellos que tienen la mancha, han tenido el conflicto pero lo han resuelto. Y esto en el 100 por ciento de los casos: no hay un individuo con una imagen -en diana- que diga yo ya he resuelto el conflicto y tampoco hay un individuo con esa imagen en forma de mancha que diga yo no he tenido nunca ese conflicto.
Ocurre siempre en el 100 por ciento de los casos.
Además paradójicamente, a nivel orgánico existe una sintomatología de -conflicto activo- y una sintomatología de -conflicto en solución-. De este modo Hamer descubre la segunda ley que es la ley del carácter bifásico de las enfermedades: toda enfermedad es un proceso bifásico en tanto y en cuanto la persona resuelva el conflicto. Es decir que hay una primera fase de enfermedad que es la fase del conflicto activo y hay una segunda fase que se desencadena siempre que la persona resuelve su conflicto. Y en ese momento la solución ocurre, lo mismo que en la fase activa, en los tres niveles: a nivel síquico esa persona ha resuelto el conflicto, a nivel cerebral lo que antes era una diana ahora es una mancha y en el nivel orgánico lo que antes era enfermedad, ahora comienza la fase de curación orgánica. El cerebro da la orden de restitución del daño causado. Esta explicación terapéutica está a años luz de lo que hasta ahora conocíamos. Lo más impresionante es que la ley de la naturaleza, se cumple en el 100 por ciento de los casos.
Sin embargo encuentra un muro impresionante. Muchas veces está el conflicto en solución con su imagen cerebral en forma de mancha, a nivel síquico, hablando con el paciente, el paciente relata que tuvo el conflicto pero que ya lo ha resuelto y en ese momento empiezan a aparecer los síntomas a nivel orgánico. Y eso no encaja. A veces no existe relación entre el estado emocional del paciente, su estado cerebral y algunas enfermedades. En la fase activa no han dado señal, sin embargo en la fase de solución empiezan a dar señales, empiezan a dar sintomatología. Hamer empieza a investigar sobre embriología.
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